Zona Documental: Bicicleta, cuchara, manzana (Leer más...)

Título original - Bicicleta, cullera, poma
Año de producción - 2010

Duración - 106 minutos

País - España

Director - Carlos Bosch

Comentario - Esta cinta, galardonada entre otros premios con el Goya a la mejor película documental en la última edición de la popularmente conocida como “fiesta del cine español”, celebrada este mismo año 2011, y con una mención especial en el Festival de cine de San Sebastián, es bajo mi punto de vista un perfecto ejemplo de cómo debe realizarse un documental hoy por hoy, se trata de una película que creo gustará a todo tipo de público, desde aquellos que sientan un especial interés por el género, hasta otros que guarden mayores reticencias a la hora de acercarse a una película de no ficción.

Particularmente visioné el filme en el pasado Festival de cine de Málaga, por lo que tuve la suerte de poder disfrutarla en la gran pantalla, y he decir que los 106 minutos de metraje se me pasaron volando, además la película despertó en mi infinidad de sentimientos, me hizo pensar, me hizo reír, me hizo involucrarme con el tema tratado, me hizo sentir un especial afecto y empatía por su protagonista principal, (el exalcalde de Barcelona y expresidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall) e incluso me arrancó algunas lágrimas en los minutos finales, sensaciones todas ellas reservadas normalmente al cine de ficción y habitualmente difíciles de experimentar con un filme documental.

Es impresionante como a raíz de un tema a priori tan espinoso y duro como resulta la enfermedad del Alzheimer, detectada a Maragall en el año 2007, su director construye un relato, que en todo momento es un alegato de optimismo, de lucha personal, de superación, y que en ningún momento nos deja una sensación de pesadumbre, sino más bien todo lo contrario, nos proporciona una interesante lección sobre como encajar esos severos golpes que por desgracia en muchas ocasiones la vida nos tiene reservados.

Por otro lado, el “personaje” de Pasqual Maragall es sencillamente asombroso, el peso y el interés de la película recaen en muchas ocasiones sobre su espalda, y él consigue que cada minuto que pasa nos sintamos más involucrados con su causa personal; que es lógicamente tratar de luchar contra esa horrible y hoy en día aún irremediable enfermedad que es el Alzheimer.